AZUCAR, SAL, CHOCOLATE Y… ¡¡¡SORPRESA EN BOCA!!!

Sal, azúcar, chocolate y……….¡¡¡SORPRESA EN BOCA!!!. Con estos cuatro ingredientes y macronutrientes terminábamos la jornada del puertas abiertas en la Clínica Levante. Comprobamos cómo con el uso de uno u otro, podemos variar diferentes estados emocionales. Curiosa la forma que tenemos de utilizar los alimentos para gestionar nuestras emociones. Porque en el pasado los alimentos escaseaban, porque siempre han supuesto la garantía de la supervivencia y hoy en día, esta supervivencia muchas veces es de tipo emocional, porque encubren emociones desagradables, porque generan cambios bioquímicos que hacen que sintamos placer y bienestar, etc… los diferentes macro-nutrientes e ingredientes de los alimentos (incluida la palatabilidad) fomentan que los utilicemos no solo para nutrir nuestras células, sino para «nutrir» o «cubrir» algunas de nuestras emociones.

Y una hora antes precisamente, a través de un ejercicio para trabajar con las emociones desagradables, los asistentes comprobaron que cuando observamos y reconocemos las emociones en el cuerpo y les ofrecemos atención amable, estas se reducen. Una observación curiosa, desapegada, abierta, con distancia respecto al «objeto» a observar… y además, una relación con nuestra emoción más atenta, amable, curiosa, cercana, bondadosa, cuidadosa…. precisamente por el hecho de estar sintiéndome mal.

Lo que no se redujo fue la participación por parte de todos. Participación que demostraba que Mindfulness no pasa desapercibido y despierta gran interés en las personas que lo practican por primera vez. Un curioso y reflexivo interés.

A la Jornada asistieron personas de diferentes ámbitos, muchas de las cuales no conocían el término Mindfulness y/o no habían practicado nunca la meditación, situación que representaba un reto todavía mayor de cara a poder trasladar lo que supone esta maravillosa habilidad mental, esta maravillosa FILOSOFÍA DE VIDA. Filosofía de Vida que gran parte de los asistentes han decidido empezar integrar en su vida a través de grupos de práctica semanal.

Igual que en las cuatro las Jornadas de Puertas Abiertas realizadas hasta la fecha, me quedo con un sentimiento de gratitud hacia todas las personas que han asistido. Gratitud en dos sentidos; por una parte, por la colaboración altruista hacia la Asociación ACOVA, merecedora de ello y de muchas otras cosas, y por otra, por la generosidad de todos los asistentes de compartir esta experiencia única y con ello permitirme aprender más a nivel personal y profesional.

Como decía aquel en aquella película “…son las personas con las que estamos, las que nos permiten conocernos a nosotros mismos”.

Gracias a todo@s.

Alejandro Camacho Alpuente