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¿De dónde venimos? ¿A dónde vamos? ¿Hay vida después de la muerte? ¿Existe vida tal cual la entendemos en otros planetas? ¿Con quién ha pactado Jordi Hurtado?……. Son preguntas que nos hemos hecho, nos hacemos e irremediablemente dentro de mil años, seguiremos haciéndonoslas. Son las grandes preguntas que nos impulsan al saber científico y a intentar dar un poco más de luz a nuestras mentes curiosas e inquietas.

A nivel alimentario, también existen una serie de enigmas sin resolver. Enigmas, que tras décadas de investigaciones pormenorizadas, todavía hoy son una incógnita…………….salvo un enigma. Un enigma que ha «traído de cabeza» a investigadores, nutricionistas, endocrinos, médicos y por supuesto, a madres y padres. Un enigma que hemos conseguido desvelar y al que le hemos dado una respuesta. Este enigma es:

¿POR QUÉ LLEGA UN MOMENTO EN EL QUE LOS SERES HUMANOS «HUIMOS» DE LA FRUTA, CASI CON MIEDO, Y DEJAMOS DE COMERLA?

Y así es, llega un momento en la vida de las personas, en el que la FRUTA pasa de ser un alimento con el que disfrutábamos y nos agradaba su sabor de pequeñ@s, a verlo en la cocina y pensar:

  • «Puff, no me apetece»
  • «Puff, hay que pelarla»
  • «Puff, hay que lavarla»
  • «Puff, si al menos fuera un plátano»
  • «Seguro que hay algo mejor en la nevera». Entonces vas a la nevera (muchas veces sabiendo que no hay nada «mejor»), la abres,  miras balda por balda, miras la parte interna de la puerta (como si fueses a encontrar algo ahí), compruebas lo que te temías, cierras la nevera, miras la fruta y piensas «puff….voy a volver a mirar en la nevera por si acaso». Y vas y vuelves a mirar y a repetir el proceso. En casos de gran «aversión y fobia» a la FRUTA, el proceso se llega a repetir 2-3 veces. Tras ello, convencido de que realmente NO HAY NADA más atractivo que una pera dentro del cuenco («si al menos fuera un plátano», te repites), pasas a dirigirte al ala norte de la cocina, la despensa.
  • «…»

Así que nuestra finalidad es que vuelvas a disfrutar de la FRUTA, cual niñ@ que se deleita con el sabor dulce en su boca de un pedacito de melocotón, pera, manzana (sí, manzana también), albaricoque, plátano… Además, beneficiándote de todas las propiedades saludables que la fruta tiene para tu organismo.

Nuestra repuesta al enigma y con ella, la oportunidad de retomar la relación con estos alimentos a la base de la pirámide alimentaria, es  un «riguroso», «sofisticado» y «complejo» Plan de Intervención consistente en el desarrollo de tres pasos puramente conductuales, a saber, COMPRAR, TROCEAR y SACAR y que, en un alarde de originalidad y creatividad lingüística, se nos ha ocurrido llamarlo el MODELO «CTS». Este Plan de Intervención requiere que dispongas de un alto grado de capacidad ATENCIONAL (sobretodo para el primer paso), de importantes HABILIDADES MANUALES (te harán falta en el segundo) y de una destacada MEMORIA (imprescindible para  el tercero).

 

El Plan de Intervención está TOTALMENTE DESACONSEJADO (por no decir prohibido) a tod@s aquell@s niñ@s sin las suficientes habilidades manuales desarrolladas y sin la capacidad e independencia necesarias como para salir de casa a solas y hacer recados. En todo caso, podrán llevarlo a cabo, SIEMPRE bajo la SUPERVISIÓN de un adulto con las suficientes habilidades manuales desarrolladas y la capacidad e independencia necesarias como para salir de casa a solas y hacer recados.

Ah! y muy importante: para conseguir llevar a cabo el Modelo CTS de tres pasos, es BÁSICO que no te saltes ningún paso, ni que empieces por otro que no sea el primero. De lo contrario, no garantizamos unos óptimos resultados. Aquí lo tienes:

«MODELO CTS»

PASO Nº 1: COMPRA FRUTA

Aunque parezca una obviedad, no lo es. A pesar de estar en la base de la pirámide alimentaria, salimos a comprar con la idea en la cabeza de lo que queremos y normalmente la fruta no forma parte de nuestra lista de la compra mental. Como no suele formar parte de nuestra lista de la compra mental (o escrita), lo normal es que tampoco nos dirijamos hacia los lugares dónde la podemos encontrar. Pero no te preocupes, te indicamos los lugares a los que nosotros acudimos normalmente, avisándote de los más que probables inconvenientes con los que te encontrarás:

  1. FRUTERÍA A PIE DE CALLE: aquí no podrás decir que no tienen toda la fruta que necesitas o te apetece. Muestra de ello es que estos establecimientos se identifican fácilmente a 50 metros de distancia, ya que la fruta la tienen hasta en la misma acera dentro de cajas madera o de plástico.

Ventajas: 1) el/la fruter@ normalmente es muy respetuos@ y no te insiste con que te lleves la oferta del día (básicamente porque todo parecen ofertas) y 2) normalmente te ofrecen sus productos para degustarlos (gran estrategia de marketing), con lo que podrás comprobar la calidad de TOOOOODA la fruta. 

Inconveniente: debido al «exceso» de fibra introducido en tu cuerpo al probar las FRUTAS, la vuelta a casa puede convertirse en tu momento «All-Bran».

2. MERCADOS TRADICIONALES: en Valencia el más famoso es el Mercado Central, junto a la Lonja. Pero hay muchos más, a saber, el Mercado de Algirós, el de Ruzafa, el mercado del Cabañal… Aquí verás distintos puestos de fruta, claro, si antes consigues encontrarlos, ya que al entrar recordarás Benidorm en sus mejores tiempos. Desde la puerta solo verás cabezas, pero si te abres paso entre el gentío, cual aventurero atravesando la espesura de los bosques del Amazonas, quizá llegues a «pedir la vez».

Ventajas: 1) mejorarás tus relaciones sociales y aumentarás tu círculo de amistades gracias a las conversaciones con las personas que conozcas mientras esperas a ser atendido, 2) la fruta en los mercados suele ser de relativa calidad en comparación a grandes superficies y 3) normalmente encontrarás mayor variedad de frutas que en otros lugares.

Inconvenientes: 1) te guste o no te guste, el/la fruter@ TE VA A LIAR, seguro. Te vas a ir del mercado con la fruta necesaria para los primeros meses en caso de guerra. Esto es como en el caso de Mindfulness, solo queda ACEPTARLO, 2) No hagas planes para después, seguro que llegarás tarde, y 3) cuando te vaya a tocar turno, habrás de estar al acecho (cual pantera en la oscuridad de la selva) para pedir, ya que con toda probabilidad, un/a «depredador/a» intentará adelantarse a tu turno, vamos, que se colará (con lo cual te sucederá lo explicado en el punto 2)). 

Nota: atención al cartel publicitario de la frutería (PLANTAS MEDICINALES «MARI»). Mejor título imposible. Recuerda a Hipócrates, «Que la comida sea tu alimento y el alimento tu medicina».

3. LOS SUPERMERCADOS Y LOS HIPERMERCADOS: este es un nivel superior, pero tú podrás con ello. En este tipo de superficies venden, además de FRUTAS, muchos otros productos y alimentos. Una vez dentro, te costará más llegar a tu destino, pues serás atraíd@ visualmente desde el principio, por multitud de alimentos «pecaminosos» que bien pondrán a prueba tu nivel de motivación por adquirir productos un poco más sanos, y muchas veces, haciéndote olvidar tu principal objetivo, comprar tus frutitas. Es como si tuvieras sobre tu hombro izquierdo a un duendecillo diciéndote «con el sabor tan agradable que tienen los donuts» o «mira ese stand de papas, las hay de todo tipo, coge un paquete» u «hoy es domingo, día de peli. Ya empiezas mañana con la FRUTA!»…

Ventajas: 1)  Sus rigurosos controles higiénico-sanitarios garantizan que las FRUTAS estén libres de agentes patógenos que pudieran hacer perder sus propiedades organolépticas.

Inconvenientes: 1)  Dependiendo a qué hora acudas, es muy probable que te quedes sin FRUTA. Te comentamos, si vas a última hora de la tarde, verás a tres señoras mayores de unos 70 años, acechando (literalmente) al/la encargad@ de la frutería, cual ninjas a 20 cm de el/ella, esperando a que baje los precios de algunos productos, para rápidamente lanzarse (literalmente) a aGARRAr como si no hubiera un mañana la FRUTA recién bajada de precio y 2) Es posible que al ser una gran superficie, los productos no tengan la misma calidad que los de una frutería de mercado o a pie de calle, dónde es más probable que compren a pymes ofreciendo con mayor seguridad, productos más frescos.

PASO Nº 2: TROCEA LA FRUTA

Te proponemos un estudio piloto con un/a niñ@ (o adult@): saca a la mesa una pera entera, y a la vez, un recipiente con un tenedor y una pera cortada a trocitos  en su interior (puedes sacarlo cuando prepares la mesa o al final, al sacar la fruta. Nosotros te aconsejamos que lo hagas al principio). Observa cuál de las dos peras elige el/la niñ@, ¿con cuál se queda?. Lo más probable es que con la pera troceada. Y es que no hay nada mejor para nuestros organismos «reservistas», que una persona que nos prepare y facilite las cosas, ya que nuestro cuerpo está diseñado para gastar la menor cantidad de energía posible.

Pues bien, los adultos no íbamos a ser menos. Nos comportamos exactamente igual que los niños. Nos encanta que nos den las cosas hechas, preparadas, adornadas, coloreadas, trabajadas, TROCEADAS… y así, no tener que hacer el menor esfuerzo. Además, como somos «animales de costumbres», creamos fácilmente hábitos y después nos cuesta mucho cambiarlos, mucho más que a los niños. Y es precisamente por ello, que si nos acostumbramos durante un tiempo a trocear la FRUTA, rápidamente nos encontraremos con que se convierte en un hábito difícil de cambiar.

Además, no se trata de practicar MUKIMONO (el arte de decorar frutas y verduras) y hacer filigranas con la manzanita, ni darle una forma artística y creativa.

Es mucho más sencillo: un cuchillo en una mano, una pieza de FRUTA en la otra y a cortar pedacitos. Si te apetece, puedes darle un toque de creatividad, por ejemplo añadiéndole un poco de miel para dar más brillo o unas virutillas de chocolate.

No sabemos si te has parado a pensar en una cosa, ¿alguna vez has visto o te han servido una ensalada con dos tomates enteros sobre el plato, una lechuga de una sola pieza (tal cual la compras en el supermercado), una zanahoria entera sin rallar o una remolacha de una sola pieza? No, ¿verdad?. Nos comemos la ensalada a trocitos y nos la comemos tan a gusto. No cogemos el tomate o la lechuga y les vamos dando mordiscos. Entonces ¿cómo puede ser que nos lo curremos tanto con la ensalada y no con la fruta?

Por otra parte, estamos convencidos que a los seres humanos por naturaleza nos encanta «PICAR». Vamos a una cafetería y PICAMOS unas bravas, en un restaurante, antes del primer plato, PICAMOS los entrantes, estamos preparando la comida o la cena y PICAMOS algo, pasamos junto a la mesa que ya está preparada y PICAMOS alguna cosilla, quedamos con los amigos a PICAR algo, estamos viendo una peli y PICAMOS y así un largo etc… Y es que nos encanta picar, nos gusta mucho la comida a porciones chiquititas. Pues aprovechemos ese gusto por lo pequeñito para utilizarlo con la FRUTA e incluyamos PICAR FRUTA en nuestro lenguaje cotidiano.

Además puedes pensar, «Puff, trocear fruta. Que pateo». Pues NO, no lo es. Solo hacen falta unos 40 segundos para trocear una fruta. 40 segundos (quizá 10-15 seg. más si la pelas, lo cual te DESACONSEJAMOS, pues la piel es una rica fuente de fibra, eso sí, lávala antes) que van a marcar la diferencia entre seguir comiendo como hasta ahora o empezar a comer más sano. Si tienes en cuenta la cantidad de tiempo que puedes pasar sentad@ sin hacer gran cosa, ¿cuántas frutitas podrías haber troceado en ese tiempo? Pero por si acaso no te crees lo de los 40 seg., te hemos preparado un video.

PASO Nº 3: SACA LA FRUTA A LA MESA

Sí sí, sácala a la mesa. Parece una tontería pero, ¿cuántas personas mientras ponen la mesa sacan también la fruta? Seguramente pocas. No lo sabemos, quizá sea porque la FRUTA se come generalmente al final y es por ello que solo se saca en el último momento. No sacar la FRUTA al poner la mesa puede suponer un problema por diferentes motivos:

  • Ojos que no ven, fruta que no te comes: Si no la tienes a la vista, puede que se te olvide sacarla después. Fíjate en las cuatro imágenes, ¿qué falta en todas ellas?. Ah! ¿y te has fijado que es lo que NO falta en ninguna?:

Da igual que sean fotografías de mesas reales o mesas preparadas para una presentación en una revista, tanto en unas situaciones cómo en otras, la persona que ha puesto la mesa no haga pensado en incluir la fruta. Por cierto, ¿sabes ya lo que NO falta en todas y cada una de las mesas y que parece que se le da la misma importancia que a los alimentos? (esto es una pistaca).

  • Comer como si no hubiera un mañana: normalmente comemos tanto y tan rápido que lo normal es que ya no tengamos hambre al final de la comida, lo normal es que estemos llenos. En cambio, si sacamos la FRUTA al principio y la tenemos delante de nosotros mientras comemos, es mucho más fácil que vayamos controlando la cantidad de comida, para que cuando llegue el momento de la FRUTA, nos sintamos con apetito para comerla (sobretodo si está troceada).
  • Enseñar hábitos: si sacas la FRUTA desde el principio, le estás dando la misma importancia que al resto de alimentos que hay sobre la mesa, con lo cual les estás enseñando a l@s niñ@s más pequeños que la fruta es igual de importante que cualquier otro alimento. Es igual de necesario comer FRUTA que carne, que arroz o pasta. Digamos que pones a la FRUTA en el lugar que le corresponde (también literalmente), incluso en muchas ocasiones es más importante que otros alimentos que están sobe la mesa.

Vamos a ver, ¿a qué no preparas una maravillosa paella durante una hora y os sentáis a la mesa delante únicamente de los periódicos que evitan que se manche el mantel? Pues aplica lo mismo para la FRUTA, troceada o no. PERO A SER POSIBLE, SACA LA FRUTA A LA MESA AL EMPEZAR A PONER LA MESA. Piensa que previamente has tenido que hacer el esfuerzo de COMPRARLA (con lo que ello conlleva) y TROCEARLA.

Por todo ello intentaremos llegar a un equilibrio entre el Paso 2 y el Paso 3, a saber, sacar la FRUTA a la mesa……………troceada.

Así que todo ello es lo que te proponemos para que vuelvas a introducir la FRUTA en tu dieta. Pero recuerda, COMPRAR FRUTA, TROCEARLA  y SACARLA a la mesa, no lo proponemos para conseguir que los niños se la coman (que por supuesto también). Lo estamos haciendo para que TÚ comas FRUTA. SÍ TÚ, persona con las suficientes habilidades manuales desarrolladas y con la capacidad e independencia necesarias como para salir de casa a solas y hacer recados.

Este ha sido nuestro particular Modelo CTS, aunque llámalo como quieras, o mejor, no le pongas nombre, para nosotros lo importante es HACER y NO decir. Lo hemos llamado CTS cómicamente, ya que no creemos que se tenga que llamar de ninguna manera, lo importante es ponerse manos a la obra. Así que olvídate del palabrejo y empieza a COMPRAR, TROCEAR Y SACAR.

Alejandro Camacho

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